11 de junio de 2009 | Por Manuel Velandia
Ciertos temas pueden ponerse de moda en las páginas Web del mundo, uno de los más recientes está relacionado con informar, dando respuesta a la pregunta ¿Es verdad que el pene puede partirse? Intentaré responder de manera sencilla a este interesante cuestionamiento.
La respuesta más elemental sería decir que no es verdad que el pene se parte porque no tiene hueso; sin embargo, la realidad es que el pene es un órgano que se puede lesionar durante la actividad sexual, ya sea por la rotura de frenillo, de uno o ambos cuerpos cavernosos que además puede unirse a la lesión en el cuerpo esponjoso e incluso de la lesión uretral.
La causa más frecuente de la lesión se relaciona con la actividad penetrativa durante una actividad sexual frenética, en la que se produce un traumatismo directo sobre el pene en erección; casi siempre ocurre durante algún movimiento brusco, siendo el caso más frecuente el de una penetración anal en la que uno de los miembros pierde el equilibrio, estando sobre la otra persona en cuclillas, y cae sobre el cuerpo de la pareja; también ocurre cuando se cambia bruscamente el ángulo de penetración y quien penetra no se da cuenta de ello; por ejemplo, cuando el pene sale de la zona penetrada y viene en camino una envestida fuerte que no da tiempo para reorientar el pene.
La lesión es bastante dolorosa, generalmente acompañada de un hematoma que suele ser visible solo en el balano (la parte alargada del pene); aun cuando puede extenderse también hacia el área escrotal, perineal; suele manifestarse como una curvatura que se proyecta hacia el lado contrario al lugar de la lesión. Cuando la uretra se ve afectada, puede producirse una hemorragia, que aparece por el meato (orificio externo de la uretra).
Se recomienda acudir inmediatamente a un hospital y buscar ser atendido con prontitud. Generalmente se requiere una pequeña intervención quirúrgica, bajo anestesia local. En el proceso se drena el hematoma y se restaura el daño producido en el cuerpo cavernoso. El hematoma desaparece unos días después (incluso semanas). Todas las lesiones de uretra deben repararse e informarse al paciente que puede producirse después de la cirugía, a largo plazo (en el 20% de los casos), un estrechamiento de la uretra.
Debe evitarse durante la recuperación, la masturbación y la penetración en un periodo de aproximadamente las dos semanas posteriores a la intervención. Comúnmente la recuperación es rápida, pero suele quedar una pequeña variación en la curvatura del balano. Se manifiesta en algunos casos dolor residual y en muy pocos deformidades en el pene que pueden dificultar las prácticas penetrativas. El médico suele recomendar el uso de antiinflamatorios y de compresas frías (nunca use directamente el hielo sobre la piel, para evitar quemaduras).
La respuesta más elemental sería decir que no es verdad que el pene se parte porque no tiene hueso; sin embargo, la realidad es que el pene es un órgano que se puede lesionar durante la actividad sexual, ya sea por la rotura de frenillo, de uno o ambos cuerpos cavernosos que además puede unirse a la lesión en el cuerpo esponjoso e incluso de la lesión uretral.
La causa más frecuente de la lesión se relaciona con la actividad penetrativa durante una actividad sexual frenética, en la que se produce un traumatismo directo sobre el pene en erección; casi siempre ocurre durante algún movimiento brusco, siendo el caso más frecuente el de una penetración anal en la que uno de los miembros pierde el equilibrio, estando sobre la otra persona en cuclillas, y cae sobre el cuerpo de la pareja; también ocurre cuando se cambia bruscamente el ángulo de penetración y quien penetra no se da cuenta de ello; por ejemplo, cuando el pene sale de la zona penetrada y viene en camino una envestida fuerte que no da tiempo para reorientar el pene.
La lesión es bastante dolorosa, generalmente acompañada de un hematoma que suele ser visible solo en el balano (la parte alargada del pene); aun cuando puede extenderse también hacia el área escrotal, perineal; suele manifestarse como una curvatura que se proyecta hacia el lado contrario al lugar de la lesión. Cuando la uretra se ve afectada, puede producirse una hemorragia, que aparece por el meato (orificio externo de la uretra).
Se recomienda acudir inmediatamente a un hospital y buscar ser atendido con prontitud. Generalmente se requiere una pequeña intervención quirúrgica, bajo anestesia local. En el proceso se drena el hematoma y se restaura el daño producido en el cuerpo cavernoso. El hematoma desaparece unos días después (incluso semanas). Todas las lesiones de uretra deben repararse e informarse al paciente que puede producirse después de la cirugía, a largo plazo (en el 20% de los casos), un estrechamiento de la uretra.
Debe evitarse durante la recuperación, la masturbación y la penetración en un periodo de aproximadamente las dos semanas posteriores a la intervención. Comúnmente la recuperación es rápida, pero suele quedar una pequeña variación en la curvatura del balano. Se manifiesta en algunos casos dolor residual y en muy pocos deformidades en el pene que pueden dificultar las prácticas penetrativas. El médico suele recomendar el uso de antiinflamatorios y de compresas frías (nunca use directamente el hielo sobre la piel, para evitar quemaduras).
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