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Editorial
Hay duras realidades que son difíciles de ocultar. Una de ellas es la tremenda necesidad de servicios preventivos de salud sexual y reproductiva en la comunidad latina.

Que las latinas necesitan ayuda cuando sospechan estar embarazas, haber contraído una enfermedad sexual o sufren una enfermedad ginecológica mayor, no es un asunto de moral, sino de salud pública.

Las latinas tienen los índices más altos de embarazo precoz, son dos veces más propensas a ser diagnosticadas con cáncer cervical, y se realizan menos exámenes de mamografías y papanicolaos. Para hacer el cuadro aún más tétrico, 40% de ellas no tienen seguro médico y 12% dependen de Medicaid para recibir tratamiento.

Ante este escenario, es justo decir que el ataque sistemático por parte de miembros del Congreso en contra de Planned Parenthood (PP), una de las organizaciones que provee servicios integrales de salud sexual y reproductiva en comunidades de bajos recursos, es también un ataque a la comunidad hispana.

Sólo en 2009, unas 620,000 mujeres jóvenes y adultas latinas buscaron ayuda de Planned Parenthood (el 23% del total de sus clientes) para atender pro$de salud.

En el reciente debate sobre el déficit presupuestario, los republicanos redujeron el tratamiento este problema a su más pequeña expression. Aprovecharon la coyuntura de recortar gastos para disminuir el déficit fiscal para exigir la prohibición de fondos federales para PP. Su argumento es que las arcas públicas no deben ser utilizadas para financiar abortos, cuando en realidad menos de 5% de los servicios de PP son utilizados para este fin.

En los últimos minutos de las negociaciones, el Presidente Obama persuadió a los republicanos de abandonar la propuesta. Sin embargo, la batalla por salvar servicios médicos para mujeres de bajos recursos apenas comienza. Una cantidad de propuestas legislativas a nivel federal y estatal ya advierten una larga pelea nacional por salvar estos programas. Y propuestas partidistas para modificar Medicaid podrían limitar el acceso de mujeres pobres a servicios de salud reproductiva. En vísperas de campaña presidencial, los votantes latinos debemos recordar quiénes entienden nuestras necesidades.

Vagas razones ideológicas no ayudan, sino que deprimen la vida de latinas jóvenes y adultas.