La discriminación de la mujer de jure y de facto la hace excesivamente vulnerable al VIH/SIDA. La subordinación de la mujer en la familia y en la vida pública es una de las causas últimas del rápido aumento de la tasa de infección de las mujeres. La discriminación sistemática contra la mujer menoscaba también su capacidad para hacer frente a las consecuencias de su propia infección y la de su familia en términos sociales, económicos y personales
Las mujeres con VIH/SIDA a menudo son estigmatizadas como transmisoras de la infección, lo cual se traduce en: violencia familiar, abandono de la pareja, discriminación en su vida pública y privada etc.
Entre los principios de derechos humanos relevantes para el VIH/SIDA figura la no discriminación, la protección y la igualdad ante la ley.
Las consecuencias de la discriminación y de la estigmatización hacia las mujeres con VIH/SIDA, no se circunscriben a la inmediatez temporal, ellas pueden extenderse a las generaciones de relevo. Cabe aquí recordar las palabras de Silvia Brussino, filósofa argentina, “Los límites se extienden al universo entero y a las futuras generaciones.” ( Bioética, racionalidad y principio de realidad. )
Los individuos, incluyendo los profesionales de la salud, que sistemáticamente discriminan y estigmatizan a los pacientes con VIH/SIDA, probablemente se desenvuelven en una Ética de máximos , la cual se guía por unos principios enmarcados “en un deber ser ideal”, de manera que todo lo que se aleje de “ese deber ser” estaría a riesgo de sufrir discriminación por parte de las personas que se rigen por ese sistema de valores.
La atención de los pacientes con VIH/SIDA, debe estar enmarcada en una Ética de mínimos , donde se apliquen los principios de equidad y justicia.
Finalizo esta disertación sobre los derechos de la mujer con VIH/SIDA, con la Declaración del Comité de UNIFEM, la cual establece que “los gobiernos deben pasar de las palabras a la acción, y lograr dentro de sus objetivos Nacionales estrategias que den empoderamiento “ empower ” a las mujeres para tener control y decidir libre y responsablemente sobre materias relacionadas con su sexualidad e incrementar su capacidad de protegerse ellas mismas de la infección.”
Este artículo fue revisado por el profesor Javier Soanes de la Cátedra de Bio-ética de la Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. Venezuela.
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