martes, 3 de mayo de 2011

Estoy embarazado

Toda Bolivia debe estar embarazada, seriamente embarazada, la verdad, brutalmente embarazada. Resulta que las cifras de embarazos precoces son altísimas, tan altas que dan una sensación de que la sociedad boliviana ha fallado en proteger a la niñez y a la adolescencia.
No puede permitirse. No es humano, no es libre. No podemos pensar que es una pena que estas niñas sufran de embarazos que seguro no deseados. En su mayor parte estos embarazos son resultado de abuso, violación o imposición.
Sabemos que la madurez sexual llega con la adolescencia, también sabemos que la sociedad moderna habla del sexo y de las relaciones sexuales con mayor naturalidad; pero no se habla de prevenir embarazos.
Nuestra sociedad no se quiere deshacer de sus patrones machistas, ninguna ley, ni ninguna represión evitará las relaciones sexuales. Pero sí que se puede regular y sí lo que se puede lograr es prevenir.
La educación sexual es lo primero, la apertura en el tema sexual es lo segundo. No es la miseria, no es la pobreza la que causa embarazos precoces, es una actitud totalmente absurda de una sociedad que no quiere hacerse cargo del problema. El embarazo precoz es un problema, no de salud, no de sociología, es de legislación y políticas eficaces en la prevención. Las mujeres todavía son las acusadas por el embarazo cuando en realidad son los hombres los sinvergüenzas que no toman en cuenta la gravedad de sus actos.
La mayoría de los embarazos precoces terminan con las mujeres haciéndose cargo de sus retoños un poco menores que ellas mismas y los hombres desaparecidos. Esto es un crimen social. Ya no se puede cerrar el ojo frente a esta devastadora evidencia; se tiene que actuar. Clases de educación sexual, prevención de embarazo con acceso libre a métodos anticonceptivos.
Una adolescente embarazada es la culpa nacional, un embarazo precoz es la culpa de un sistema hipócrita que se avergüenza de hablar de abiertamente de su fallo. Un embarazo precoz es al final el fallo de todos nosotros que no gritamos a los cuatro vientos que esto no puede ser

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