Publicado el Miércoles 13 de Abril de 2011 en las secciones Breves, Jamaica.
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Jamaica – (Dos Manzanas)
Jamaica es uno de los países con una incidencia más alta de VIH en el colectivo de hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. También es una sociedad fuertemente homófoba, que castiga con penas de cárcel las relaciones homosexuales masculinas. Para el especialista en bioética Udo Schücklenk no se trata de una casualidad, tal y como expone en el último número de la revista Developing World Bioethics.
Jamaica es probablemente la sociedad más fuertemente homófoba del continente americano, cuya legislación -heredada de la época colonial y no reformada desde entonces- sigue definiendo el sexo entre hombres como “abominable”. Una realidad social muy hostil, que según Schücklenk hace virtuamente imposible, no ya vivir abiertamente como gay, sino establecer relaciones estables homosexuales aunque permanezcan limitadas a la esfera privada. Ello condena a los hombres que se sienten atraídos por otros hombres y desean mantener relaciones sexuales a un espacio de marginación y ocultación que, entre otras consecuencias, favorece las prácticas de riesgo y la transmisión del VIH. Existiría además una gran desconfianza hacia los profesionales sanitarios, especialmente entre los sectores más desfavorecidos, que son precisamente los más sujetos a la presión homófóbica.
El hecho de que las iglesias cristianas de Jamaica contribuyan de una forma casí unánime a mantener el prejuicio homófobo agravaría la situación, a diferencia de lo que sucede en otros países con elevadas tasas de infección por VIH, como Sudáfrica, en los que líderes religiosos comienzan a comprometerse en serio en la lucha contra la infección.
Una realidad de la que el propio Ministerio de Sanidad jamaicano es consciente, al enumerar en sus propios documentos una serie de circunstancias que contribuyen a la diseminación de la infección y a la estigmatización de las personas infectadas, como que el sexo con una mujer virgen cura el VIH/sida, la alta proporción de relaciones sexuales entre hombres mayores y chicas jóvenes y un “entorno persistentemente hostil contra los gays“. “Una fuerte cultura religiosa, además, impide discutir abiertamente sobre sexualidad. Necesitamos comenzar un proceso de desaprendizaje de estas creencias“, ha llegado a expresar el propio ministro de Sanidad jamaicano
Jamaica es uno de los países con una incidencia más alta de VIH en el colectivo de hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. También es una sociedad fuertemente homófoba, que castiga con penas de cárcel las relaciones homosexuales masculinas. Para el especialista en bioética Udo Schücklenk no se trata de una casualidad, tal y como expone en el último número de la revista Developing World Bioethics.
Jamaica es probablemente la sociedad más fuertemente homófoba del continente americano, cuya legislación -heredada de la época colonial y no reformada desde entonces- sigue definiendo el sexo entre hombres como “abominable”. Una realidad social muy hostil, que según Schücklenk hace virtuamente imposible, no ya vivir abiertamente como gay, sino establecer relaciones estables homosexuales aunque permanezcan limitadas a la esfera privada. Ello condena a los hombres que se sienten atraídos por otros hombres y desean mantener relaciones sexuales a un espacio de marginación y ocultación que, entre otras consecuencias, favorece las prácticas de riesgo y la transmisión del VIH. Existiría además una gran desconfianza hacia los profesionales sanitarios, especialmente entre los sectores más desfavorecidos, que son precisamente los más sujetos a la presión homófóbica.
El hecho de que las iglesias cristianas de Jamaica contribuyan de una forma casí unánime a mantener el prejuicio homófobo agravaría la situación, a diferencia de lo que sucede en otros países con elevadas tasas de infección por VIH, como Sudáfrica, en los que líderes religiosos comienzan a comprometerse en serio en la lucha contra la infección.
Una realidad de la que el propio Ministerio de Sanidad jamaicano es consciente, al enumerar en sus propios documentos una serie de circunstancias que contribuyen a la diseminación de la infección y a la estigmatización de las personas infectadas, como que el sexo con una mujer virgen cura el VIH/sida, la alta proporción de relaciones sexuales entre hombres mayores y chicas jóvenes y un “entorno persistentemente hostil contra los gays“. “Una fuerte cultura religiosa, además, impide discutir abiertamente sobre sexualidad. Necesitamos comenzar un proceso de desaprendizaje de estas creencias“, ha llegado a expresar el propio ministro de Sanidad jamaicano
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