El cáncer es una enfermedad que multiplica las células en el cuerpo sin control. El tipo de cáncer se identifica de acuerdo a la parte del cuerpo en donde comienza, aunque después se extienda a otras partes del cuerpo. Cuando el cáncer comienza en el útero, se trata de lesiones en esta zona que producen una serie de síntomas que te indican que algo no está del todo bien. ¡Conócelos y previene antes de que sea tarde!
Toda mujer es propensa a contraer este tipo de cáncer. La mayoría de los cánceres de útero se diagnostican en mujeres durante o después de la menospausia, etapa en la que cesan los periodos menstruales. Según la Organización Mundial de la Salud, es el cuarto cáncer más común en las mujeres. Además se estima que, cada año, aproximadamente 35.000 mujeres en los Estados Unidos contraen cáncer de útero.
Los primeros síntomas de que puedes padecer un cáncer de cuello de útero son los sangrados después de tener relaciones sexuales o entre periodos menstruales. Otra señal importante es un aumento en las secreciones vaginales, que huelen mal. Si sientes estos síntomas no dudes un solo segundo en consultar un médico especialista.
¿Cómo evitarlo?
Tener una vida sexual responsable es muy importante en la prevención de este tipo de cáncer. La promiscuidad sexual y la no utilización de preservativos aumentan en mucho la probabilidad de una mujer de desarrollar el cáncer del cuello de útero. Tener muchas parejas sexuales, sin la debida prevención de enfermedades de transmisión sexual, expone el cuerpo femenino al desarrollo de lesiones premalignas y la infección por papilomavirus del cérvix, conocido como el VPH. En palabras más claras, el princiio del cáncer de útero.
Vacunarse contra el virus del papiloma humano es posible e incluso aconsejable en mujeres jóvenes que nunca hayan mantenido relaciones sexuales
Los primeros síntomas de que puedes padecer un cáncer de cuello de útero son los sangrados después de tener relaciones sexuales o entre periodos menstruales. Otra señal importante es un aumento en las secreciones vaginales, que huelen mal. Si sientes estos síntomas no dudes un solo segundo en consultar un médico especialista.
¿Cómo evitarlo?
Tener una vida sexual responsable es muy importante en la prevención de este tipo de cáncer. La promiscuidad sexual y la no utilización de preservativos aumentan en mucho la probabilidad de una mujer de desarrollar el cáncer del cuello de útero. Tener muchas parejas sexuales, sin la debida prevención de enfermedades de transmisión sexual, expone el cuerpo femenino al desarrollo de lesiones premalignas y la infección por papilomavirus del cérvix, conocido como el VPH. En palabras más claras, el princiio del cáncer de útero.
Además de tener estos cuidados es importante el chequeo médico periódicamente. Los médicos estiman que entre las primeras manifestaciones de la presencia viral y el desarrollo del cáncer suelen pasar unos quince años. De ahí la importancia de un diagnóstico regular (por medio del frotis vaginal) para detectar la aparición de dichas lesiones en la mucosa y tratarlas y sanarlas cuanto antes, pues podrían ser posibles células cancerígenas.
La inmunización
Vacunarse contra el virus del papiloma humano es posible e incluso aconsejable en mujeres jóvenes que nunca hayan mantenido relaciones sexuales o que lleven menos de un año con una vida sexual activa. (Probablemente las mujeres que lleven más tiempo ya hayan entrado en contacto con el virus.)
Así, la vacuna está indicada en niñas de catorce años y jóvenes de entre quince y veintitrés años que no han mantenido relaciones o que las mantienen desde hace menos de un año. Se aplica en tres inyecciones que puede suministrar el médico generalista.
La inmunización
Vacunarse contra el virus del papiloma humano es posible e incluso aconsejable en mujeres jóvenes que nunca hayan mantenido relaciones sexuales o que lleven menos de un año con una vida sexual activa. (Probablemente las mujeres que lleven más tiempo ya hayan entrado en contacto con el virus.)
Así, la vacuna está indicada en niñas de catorce años y jóvenes de entre quince y veintitrés años que no han mantenido relaciones o que las mantienen desde hace menos de un año. Se aplica en tres inyecciones que puede suministrar el médico generalista.
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