El fármaco, ya aprobado en EEUU, está indicado para el tratamiento de la acumulación de grasa visceral en personas con VIH y lipodistrofia
Xavier Franquet - 05/07/2011
Según un comunicado de prensa distribuido la semana pasada por la compañía de biotecnología canadiense Theratechnologies, la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés) ha aceptado revisar la solicitud de autorización de comercialización de tesamorelina en Europa, lo que significa que la documentación entregada está completa y que el Comité de Medicamentos para Uso Humano (CHMP, en sus siglas en inglés) de la EMA iniciará el proceso de revisión de los datos.
Tesamorelina es un análogo del factor de liberación de la hormona del crecimiento que se administra en forma de inyección subcutánea diaria. Actúa en las células pituitarias del cerebro, estimulando la producción de hormonas del crecimiento, lo que ha demostrado reducir de forma moderada el tejido adiposo visceral (TAV) en personas con VIH y lipodistrofia.
Este producto ha sido desarrollado por la compañía canadiense Theratechnologies y, de ser aprobado, será comercializado por la multinacional catalana Ferrer Internacional en Europa, Rusia, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia y ciertos países de Asia central. En noviembre de 2010, tesamorelina recibió la aprobación por parte de la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés), donde lo está comercializando Serono con el nombre comercial de Egrifta®, a un precio de unos dos mil dólares por mes de terapia.
Como parte del síndrome de la lipodistrofia, el TAV se asocia principalmente con el uso del tratamiento antirretroviral en personas con VIH. Se ha relacionado de forma más estrecha con algunos inhibidores de la proteasa y también con el uso de ciertos inhibidores de la transcriptasa inversa, sobre todo aquéllos que se utilizaron al principio de la introducción de la terapia anti-VIH. El término general para referirse a este síntoma de la lipodistrofia, sea cual sea la parte del cuerpo donde se desarrolla, es el de lipohipertrofia.
Para su eliminación, se pueden llevar a cabo liposucciones de forma segura en la parte trasera del cuello, hombros y espalda (jiba de búfalo), en la papada, los pechos (tanto en hombres como en mujeres), el pubis y otros acúmulos localizados. Algunos hospitales públicos ofrecen esta técnica. Aunque la grasa vuelve a reaparecer en muchos casos, una estrategia que incluya un cambio de tratamiento, la práctica de ejercicio físico aeróbico y una dieta baja en grasas podría ayudar a evitarlo o minimizarlo.
La grasa acumulada en el interior del abdomen o TAV, sin embargo, no puede extraerse mediante la liposucción, pues se forma entre órganos vitales, con lo que resultaría muy peligroso acceder con esta técnica a dicha zona. Ahí es donde actúa tesamorelina. En septiembre de 2010, en el transcurso de la 50 Conferencia Interciencias sobre Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia [ICAAC, en sus siglas en inglés] celebrada en Boston (EE UU), se presentaron los resultados combinados de dos ensayos de fase III que probaron tesamorelina en una población diversa de personas con VIH: Se demostró que reducía la grasa visceral independientemente de la edad, el sexo, la etnia, la coinfección o no por hepatitis, el tipo de régimen antirretroviral que la persona estuviera tomando y la carga viral que presentara.
Un total de 816 personas con lipohipertrofia intrabdominal fueron repartidas de forma aleatoria en dos estudios paralelos de fase III, multicéntricos, a doble ciego, con una primera fase de 26 semanas en la que se administró tesamorelina a 513 pacientes y placebo a 263, seguida de otra fase de 26 semanas en el que se evaluó la seguridad a largo plazo y la duración del beneficio. En esta segunda parte de los ensayos, el grupo al que se administró placebo pasó a tomar tesamorelina (n= 197), mientras que aquellos pacientes que tomaron este fármaco fueron repartidos en dos grupos: uno que tomó placebo (n= 135) y otro que siguió con tesamorelina (n= 246).
Tanto tesamorelina como placebo fueron administrados mediante inyecciones subcutáneas. La dosis de tesamorelina fue de 2mg diarios.
Para el análisis, los participantes fueron repartidos en subgrupos según etnia, sexo, edad, coinfección por hepatitis (presente o ausente), terapia antirretroviral y viremia. Las características basales fueron similares entre las personas que recibieron tesamorelina y aquellas que tomaron placebo. La edad media de los participantes era de 48 años, la mayoría eran hombres (85%), de etnia blanca (76%), sin hepatitis (78%) y con carga viral indetectable (76%).
El criterio de medición principal de la primera fase fue el porcentaje de cambio de TAV medido por escaneado mediante tomografía computerizada entre las vértebras 4 y 5 (L4-L5). Los criterios de medición secundarios fueron los cambios en los triglicéridos, en el cociente colesterol total/HDL, en los niveles del factor de crecimiento insulínico (IGF-1, en sus siglas en inglés) y aquellos referidos por el propio paciente acerca de su imagen corporal, así como otros marcadores de seguridad (glucosa, insulina y efectos adversos).
Los criterios de medición a la semana 52 fueron la seguridad a largo plazo (glucosa, insulina y efectos adversos) y la duración del efecto. En aquellos participantes que siguieron tomando tesamorelina, se midieron el TAV y los lípidos.
A la semana 26, el efecto de tesamorelina en el tejido adiposo visceral en comparación con placebo fue semejante al observado en estudios previos, sin que hubiera diferencias estadísticamente significativas entre los distintos subgrupos. La reducción del tejido adiposo visceral a la semana 26 fue de una media de -13,11% (pérdida media de -24,29 cm2), mientras que en el grupo con placebo se registró un ligero aumento del TAV de casi un 2%.
Tampoco se advirtieron diferencias en los efectos adversos a la semana 52, que fueron parecidos a los apreciados en estudios anteriores (véase Actualización en Tratamientos 04/02/2010). Asimismo, los beneficios desaparecieron al dejarse de administrar tesamorelina, lo que constituye un obstáculo para su uso en la práctica clínica por la ausencia de datos de seguridad a más largo plazo y también por la imposibilidad de establecer una dosis de mantenimiento. Sería interesante que se estudiara su empleo como parte de una estrategia a medio y largo plazo que incluyera la adecuación del tratamiento antirretroviral, la práctica de ejercicio físico aeróbico y una dieta baja en grasas.
Fuente: Elaboración propia / Comunicados de prensa de Theratechnologies Inc. del 6 y del 27 de junio de 2011.
Referencia: Zoltowska M, Morin J, Glyman S, et al. Efficacy and Long-Term Safety of Tesamorelin (TH9507), a Growth Hormone-Releasing Factor (GRF) Analogue, in Sub-Populations of HIV-Infected Patients with Excess Abdominal Fat. 50th Interscience Conference on Antimicrobial Agents and Chemotherapy (ICAAC 2010). Boston, September 12-15, 2010
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