Con la intensificación de las tensiones étnicas, raciales y religiosas, que amenazan la estructura económica, social y política de los países, ha aparecido un interés bien definido en las cuestiones que afectan a las minorías. La satisfacción de las aspiraciones de grupos nacionales, étnicos, religiosos y lingüísticos y el respeto a los derechos de las personas que pertenecen a minorías reconocen la igualdad de todas las personas, fomentan su participación en la sociedad y contribuyen a reducir las tensiones sociales.
Desde su fundación, las Naciones Unidas han dado importancia a los derechos de las minorías en su programa de derechos humanos. La protección de esos derechos de los miembros de minorías está garantizada en el principio de la no discriminación, que es básico en todos los instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas, y en concrete en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Desde su fundación, las Naciones Unidas han dado importancia a los derechos de las minorías en su programa de derechos humanos. La protección de esos derechos de los miembros de minorías está garantizada en el principio de la no discriminación, que es básico en todos los instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas, y en concrete en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La adopción en 1992 de la Declaración sobre los Derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas por la Asamblea General dio nuevo impulse a la labor de las Naciones Unidas, y en 1995 la Comisión de Derechos Humanos aprobó el establecimiento, por su Subcomisión, de un Grupo de Trabajo sobre las minorías. El Grupo de Trabajo recomienda medidas prácticas para mejorar la promoción y protección de los derechos de las personas pertenecientes a minorías
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