Durante los tres días de cumbre en Nueva York, cada uno de los gobiernos de la región puso de relieve las medidas nacionales que ha adoptado para luchar contra el sida, cuya eficacia aparece respaldada por las cifras de la ONU, que indican una relativa estabilización de la epidemia en América Latina.
Pero estos éxitos no ocultaron la preocupación por la falta de voluntad de los países ricos de hacerse cargo de los gastos generados por la enfermedad, ya que, según ONUSIDA, los 15 millones de seropositivos en los países pobres y de medianos recursos que deberán ser tratadas hacia 2015 costarán 22.000 millones de dólares por año.
"Estamos listos para mejorar nuestra cooperación y apoyo. Pero seamos claros: la cooperación de Brasil y otros países en desarrollo viene a sumarse a los flujos existentes, no a sustituirlos", dijo en ese sentido la ministra brasileña de Salud, Alexandre Padilha.
En la misma sintonía, la subsecretaria argentina de Prevención y Control de Salud, Marina Kosacoff, llamó a los organismos internacionales a que "sigan contribuyendo a los logros en la región". "Nosotros, Latinoamérica los necesitamos y tenemos mucho que aportar", dijo.
Por ello, en el pulso sobre la financiación de los tratamientos para los seropositivos, Latinoamérica tuvo una posición muy firme a la hora de negociar la declaración final adoptada el viernes.
El resultado de las arduas tratativas fue un ambicioso documento que se centra en el combate del sida en los países pobres y pone fin a tabúes, entre ellos el del uso del preservativo.
La declaración deja en claro el compromiso a dar acceso a tratamiento a esos 15 millones de seropositivos y prometer redoblar los esfuerzos en prevención en los sectores sociales más vulnerables.
El ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Antonio Patriota, afirmó que la declaración final adoptada el viernes "es un buen documento" que tiene en cuenta "la mayoría de las preocupaciones" de los países latinoamericanos.
Patriota destacó la "flexibilidad" incluida en el sector de la salud pública y los tratamientos, en particular en la delicada cuestión de las patentes de medicamentos. "Nada en los acuerdos de la OMC (Organización Mundial del Comercio) sobre propiedad intelectual vinculadas con el comercio va a impedir a los países de adoptar medidas para proteger la salud pública", afirmó.
En efecto, la cuestión de "los costos de producción y el precio de venta de los tratamientos retrovirales en los países de bajos y medios ingresos" sigue siendo fundamental, como dijo el ministro de Salud mexicano, José Córdova Villalobos.
El director general del Programa Salud del ministerio venezolano de Salud, Alexis Guilarte, la comunidad internacional debe asegurar "bajos costos" para los medicamentos contra el sida.
Para Brasil, uno de los líderes en la región en materia de prevención y tratamientos, la pista a seguir es "alentar la producción local y la incorporación de tecnología", según la ministra Padilha. De otro modo, señaló, "el acceso universal no será sostenible", más allá de las negociaciones de buena fe entre gobiernos y farmacéuticas.
Unos 1,8 millones de personas mueren cada año a raíz del sida, una enfermedad que afecta a más de 33 millones de seres humanos en el mundo, según cifras de Naciones Unidas.
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